Hago un paréntesis en el recuento de mis peripecias como asistente de estilismo y producción para dedicar una entrada a Alexander McQueen, quien hace unas semanas decidió quitarse la vida.
El pasado mes de agosto tuve la oportunidad de visitar Londres, en donde, por casualidad, me topé con las oficinas de la firma creada por este inglés. La suerte y las limitaciones de presupuesto jugaron un papel decisivo en este breve encuentro. Mi avión de regreso a Madrid salía muy temprano de un aeropuerto localizado a 40 minutos de Londres. La noche anterior habiamos hecho el check-out para ahorrarnos una noche de hostal y acampamos en una de las estancias con televisión mientras esperabamos que dieran las 5 de la mañana. A esa hora, tomamos nuestro equipaje e iniciamos la caminata que nos llevaría al punto del cual partiría el autobús con destino al aeropuerto.
La decisión de no pagar un taxi nos motivó, a mi amigo Pedro y a mi, a trazar sobre un maltratado mapa la ruta que recorreriamos para llegar al punto de abordaje. Después de avanzar un buen tramo del camino, me llevé una sorpresa mayúscula al doblar en una esquina y toparme con las oficinas de este enfant terrible de la moda inglesa. Ante los ojos incrédulos de mi amigo, saqué mi cámara de su estuche y tomé la foto que acompaña este texto.
Quiero pensar que esta fotografía no representa un presagio de lo que ocurrió días atrás, pues nos encontraríamos ante la inminente desaparición de otros grandes creadores de moda cuyos "templos" también capturé con mi inseparable Sony CyberShot.
Las pasarelas no serán recorridas nuevamente por McQueen al término de sus desfiles. La moda inglesa ha perdido a uno de sus más irreverentes y prolíficos exponentes. No obstante, su genio creativo nos regaló grandes momentos que podemos revivir gracias a las nuevas tecnologías y a sitios como YouTube. He aquí una de las imágenes más sorprendentes de las pasarelas de Alexander, protagonizado por la modelo Shalom Harlow, dos robots y un vestido de tubo blanco en la presentación de su colección Primavera-Verano 1999. ¡Disfrútenlo!
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