sábado, 30 de marzo de 2013

Lo que me gusta(ba) de ti


Me gustas. Me gusta cruzarme contigo y darte una de esas sonrisas tontas que se me dibujan en la cara cuando te veo. Me gusta que casi siempre, después de dar unos pasos, volteas, dices: “Oye…” y mencionas algún otro tema para alargar la conversación. Me gusta la manera en que te peinas. Me gusta tu forma de vestir. Me gusta tu sonrisa y cómo me miras cuando lo haces. Me gustan tus manos. Me gusta escuchar tu voz. Me gusta que me cambias el nombre. Me gusta caminar contigo por la calle. Me gusta prepararte sándwiches y que me pidas que no les ponga jitomate. Me gusta la emoción que expresas cuando escuchas alguna canción que te agrada. Me gusta que eres tranquilo. Me gusta que bailas. Me gusta que cantas. Me gusta saber que los musicales te ponen de buenas. Me gusta tu inteligencia. Me gusta tu pasión por tu trabajo. Me gusta que ves las cosas de manera positiva y que haces todo por contagiarme tu buena actitud. Me gusta cuando me buscas. Me gusta que te burles de mi acento. Me gusta que te cambias los zapatos por tenis antes de tomar el metro. Me gusta que practicas yoga y meditas. Me gusta que eres fan de Maroon 5. Me gusta que sientes debilidad por los dulces y los panes. Me gusta que no tienes coche. Me gusta que eres real. Me gusta que tienes una historia que seguramente no ha sido fácil y que quiero descubrir. Me gusta imaginar que también piensas en mí y que estás pendiente de mis movimientos. Me gusta tu disposición para aprender e investigar lo que no sabes. Me gusta que los viajes son prioridad en tu vida. Me gusta que me sigues la corriente. Me gusta que también a ti te cuesta trabajo despertar por la mañana. Me gusta que cuidas a tus amigos. Me gusta escribir mensajes o dedicarte canciones en secreto. Me gusta reír contigo.  Una cosa más: me gustaría saber si tú has hecho una lista de cosas que te agradan de mí y, si es así,  descubrir con un beso que la has hecho por las mismas razones que yo.

lunes, 4 de marzo de 2013

¡Feliz cumpleaños, Mamá!


La llamada fue breve y no por gusto, sino porque el crédito de la tarjeta no alcanzaba para más. Estabas celebrando tu cumpleaños número 62 y tenía que felicitarte de viva voz.

Cuando contestaron el teléfono me di cuenta de que, como era costumbre, la familia te estaba festejando. Eras el eslabón que nos mantenía a todos unidos y en ocasiones como esta quedaba más que claro.

Hablamos un rato y me dijiste que varias personas me querían saludar. Habían pasado algunos meses desde que me había ido de intercambio a Estados Unidos y aproveché para saludar a mis hermanas, a papá, a mis tíos y primos. Estaba a punto de colgar el teléfono y me dijeron que te pondrían de nuevo al auricular, que habías olvidado decirme algo.

-Te quiero mucho

Supongo que respondí que yo también con esa resistencia que siento, desde hace unos años, a expresar mis sentimientos con palabras. Nunca me imaginé que esa era la última vez que escucharía esa frase de tus labios. Nunca imaginé que esa sería la última vez que te escucharía hablar. De haberlo sabido habría dicho todas las cosas que tengo atoradas en la garganta desde hace exactamente 8 años.

Hoy estarías cumpliendo 70 y seguramente toda la familia estaría reunida en la casa para demostrarte lo importante que sigues siendo para nosotros. Me encantaría que estuvieras y poder repetirte hasta el cansancio que yo también te quiero mucho. Es más, me encantaría poder decirte que te amo.

Ya no estás, pero sé que me escuchas, que lees mis pensamientos, que me cuidas, que formas parte de mí. Y ahí, en esa dimensión en que la ahora habitas, seguramente estás recibiendo este mensaje: ¡Feliz cumpleaños, Mamá! Te amo.