La
llamada fue breve y no por gusto, sino porque el crédito de la tarjeta no
alcanzaba para más. Estabas celebrando tu cumpleaños número 62 y tenía que
felicitarte de viva voz.
Cuando
contestaron el teléfono me di cuenta de que, como era costumbre, la familia te
estaba festejando. Eras el eslabón que nos mantenía a todos unidos y en
ocasiones como esta quedaba más que claro.
Hablamos
un rato y me dijiste que varias personas me querían saludar. Habían pasado
algunos meses desde que me había ido de intercambio a Estados Unidos y aproveché
para saludar a mis hermanas, a papá, a mis tíos y primos. Estaba a punto de
colgar el teléfono y me dijeron que te pondrían de nuevo al auricular, que habías
olvidado decirme algo.
-Te
quiero mucho
Supongo
que respondí que yo también con esa resistencia que siento, desde hace unos
años, a expresar mis sentimientos con palabras. Nunca me imaginé que esa era la
última vez que escucharía esa frase de tus labios. Nunca imaginé que esa sería
la última vez que te escucharía hablar. De haberlo sabido habría dicho todas
las cosas que tengo atoradas en la garganta desde hace exactamente 8 años.
Hoy
estarías cumpliendo 70 y seguramente toda la familia estaría reunida en la casa
para demostrarte lo importante que sigues siendo para nosotros. Me encantaría
que estuvieras y poder repetirte hasta el cansancio que yo también te quiero
mucho. Es más, me encantaría poder decirte que te amo.
Ya no
estás, pero sé que me escuchas, que lees mis pensamientos, que me cuidas, que
formas parte de mí. Y ahí, en esa dimensión en que la ahora habitas, seguramente estás
recibiendo este mensaje: ¡Feliz cumpleaños, Mamá! Te amo.
Increible Pedro, me encanta, plasmas toda tu sensibilidad. Se te echa de menos en España. Nunca tengas miedo ni te resistas a expresas tus sentimientos. Te quiero. Pureza
ResponderEliminarSimplemente hermoso... por supuesto que te escucha y te lee... tu amigo daniel medina
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