sábado, 20 de febrero de 2010

Diario de un asistente de estilismo y producción - Día 2


Mi alarma sonó a las 7 de la mañana. Como todas las mañanas, luché contra mi sueño durante 20 minutos hasta que fui capaz de salir de la cama. Al correr las cortinas para disfrutar de la vista del mar bajo el sol matutino, me di cuenta de que el no estar acostumbrado a una cama tan grande me había hecho utilizar menos de la mitad de la superficie disponible en el colchón.

Después de llevar a cabo mi ritual matutino de arreglo personal, inició el proceso para elegir el look adecuado para mi primer día de trabajo como asistente de estilismo y producción. Las prendas seleccionadas fueron unos jeans, una playera y mis incansables tennis Nike de suelas amarillas.


Camino al ascensor coincidí con la estilista que sugirió integrarme al equipo de la producción. Durante el descenso, platicamos de los conocidos mutuos de GQ, del vuelo y de las últimas noticias del mundo de las revistas de Condé Nast España. Un momento después de instalarnos en la mesa asignada, fueron llegando los demás miembros del equipo. Así, me fueron presentando a la otra estilista, al fotógrafo y a sus asistentes.


Mientras disfrutabamos de los ricos jugos de naranja con frutas naturales, del café y de la rica variedad de alimentos del buffet, recibí una noticia que me sentó más pesada que los chilaquiles que me había servido minutos atrás. Las estilistas habían decidido que, en lugar de acompañarlas durante el scouting, mi misión sería desempacar las tres maletas que contenían la ropa para los modelos de las sesiones.


Más resignado que conforme, me hice a la idea de que no saldría del hotel ese día. Sin embargo, fui animado con el argumento de que si terminaba pronto tendría tiempo de disfrutar de la playa, el sol y la piscina. Las instrucciones que recibí fueron sencillas:


1. Conseguir dos burros para colgar la ropa


2. Desempacar el contenido de las tres maletas y acomodar las prendas en el mismo orden en que iban saliendo


3. Planchar las prendas que estuvieran arrugadas


Mi trabajo comenzó justo después de que los demás partieran rumbo a Xcaret para elegir los lugares del parque en los que se realizarían las tomas. Las estilistas me entregaron las llaves de los candados para abrir el equipaje y me dirigí a sus habitaciones para iniciar mis labores.


Al comunicarme a recepción para solicitar hombreras adicionales y los burros, descubrí que el hotel cuenta con un departamento llamado "Todo es posible" que se encarga de satisfacer todas las demandas de los huéspedes, por más descabelladas que puedan ser.


La labor que inicialmente no despertó en mi gran emoción, terminó siendo un convivio con diseños de algunos de los creadores a los que más admiro. Ante mis sorprendidos ojos y mis curiosas manos desfilaron nombres como Tom Ford, Prada, Armani, Paul Smith, DSquared, Dior, Bottega Veneta, Loewe, Lanvin, Etro, Louis Vuitton y Cerruti, entre otros.


La escaces me llevó a colgar dos o más prendas en una misma percha (conocidas como hombreras en México). Paseá mas de media hora luchando con la plancha para dejar presentable un saco de Prada y decidí dejar todos los accesorios dentro de las maletas. Aproximadamente, a las tres de la tarde di por concluidas mis labores y me dirigí al restaurante ubicado junto a la piscina en donde disfruté de un Wrap de Arrachera y una coca cola, que desde luego fueron cargadas a la habitación. Después pasé algunas horas disfrutando del sol en la playa e intentando recuperar algo del color que perdí durante el año que viví en Europa.


Por la tarde, regresé a mi habitación mientras esperaba alguna noticia de los demás participantes de la producción. Al rededor de las 9 de la noche, se comunicaron conmigo para avisarme que ya se encontraban en el hotel y que se dirigían a cenar al restaurante. Me dí una ducha rápida y los alcancé justo a tiempo para ordenar y cenar con ellos. En la mesa se encontraban todos los que conocí en la mañana, más el maquillista, por quien habían pasado a un hotel de la Riviera Maya.


La cena transcurrió placenteramente mientras escuchaba el recuento de sus actividades del día. Hacia el final me informaron que debía enviar un correo electrónico a la PR de Xcaret para informarle de la programación de las tomas dentro del parque. Nos despedimos y me dirigí a mi habitación con dicho objetivo en mente. Minutos después, recibí la confirmación a mi correo electrónico y me comuniqué con la estilista para darle el último reporte de mis actividades. Mientras hablabamos noté cierto tono en su voz que me indicó que algo no estaba bien pero me dijo que hablariamos por la mañana.


Acto seguido, marqué a la habitación de la otra estilista para preguntarle si todo iba bien, y después de decirme en un tono un tanto hostil que todo estaba bien iniciaron los reclamos porque no había acomodado la ropa tal y como estaba en las maletas; porque no había puesto una prenda en cada percha; porque no había utilizado las perchas que ella había traido desde españa, y en lugar de esas había utilizado las que el hotel me había proporcionado; porque la ropa no estaba acomodada en los burros y por algunas cosas más que ahora no recuerdo.




En ese momento, con toda la calma de la que fuí capaz, le expliqué que nunca había realizado ese trabajo y que intenté hacerlo lo mejor posible apegándome a las instrucciones que me habían dado; que no creí que el no utilizar sus perchas fuera un asunto tan delicado; que la ropa no estaba acomodada en los burros porque era muy pesada y los burros demasiado frágiles; que tuve que acomodar dos o más prendas en algunas perchas porque no eran suficientes; y que si quería en ese momento podía ir a encargarme de lo que no había hecho correctamente.




La conversación concluyó con un "no te preocupes ya hemos acomodado la ropa y mañana hablamos". Con un sentimiento de intranquilidad, me fui a la cama recapitulando los errores convertidos en lecciones de mi primer día como asistente:

1. Nunca se cuelga más de una prenda por percha

2. Los pantalones, bermudas y shorts deben colgarse en perchas con pinzas sujetándolos por la cintura como si estuvieran siendo utilizados para no generar arrugas y marcas

3. Si las prendas son muy delicadas, al sujetarlas con las pinzas deben protegerse con un pedazo de papel

4. Como asistente, dificilmente lograrás superar las expectativas que se tienen de tu trabajo

2 comentarios:

  1. Me imagino tu estres, q sentian estas sritas?? como ibas a adivinar lo q en su pensamiento estaba... y estoy completamente de acuerdo contigo en el punto 4 de tu conclusion... en fin, la vida nos deja muchas enseñanzas!!
    y ya publica el dia 3 jejeje :) saludos tqm!

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  2. Hola!!! ya quiero saber lo que sucedió al día siguiente! supongo que a veces no nos damos cuenta de qué tan dificil puede ser un trabajo jajaja. tkm!

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