Me gustas. Me gusta cruzarme contigo y darte una de esas sonrisas tontas que se me dibujan en la cara cuando
te veo. Me gusta que casi siempre, después de dar unos pasos, volteas, dices:
“Oye…” y mencionas algún otro tema para alargar la conversación. Me gusta la
manera en que te peinas. Me gusta tu forma de vestir. Me gusta tu sonrisa y
cómo me miras cuando lo haces. Me gustan tus manos. Me gusta escuchar tu voz.
Me gusta que me cambias el nombre. Me gusta caminar contigo por la calle. Me gusta
prepararte sándwiches y que me pidas que no les ponga jitomate. Me gusta la
emoción que expresas cuando escuchas alguna canción que te agrada. Me gusta que
eres tranquilo. Me gusta que bailas. Me gusta que cantas. Me gusta saber que
los musicales te ponen de buenas. Me gusta tu inteligencia. Me gusta tu pasión
por tu trabajo. Me gusta que ves las cosas de manera positiva y que haces todo
por contagiarme tu buena actitud. Me gusta cuando me buscas. Me gusta que te
burles de mi acento. Me
gusta que te cambias los zapatos por tenis antes de tomar el metro. Me gusta
que practicas yoga y meditas. Me gusta que eres fan de Maroon 5. Me gusta que sientes
debilidad por los dulces y los panes. Me gusta que no tienes coche. Me gusta
que eres real. Me gusta que tienes una historia que seguramente no ha sido
fácil y que quiero descubrir. Me gusta imaginar que también piensas en mí y que
estás pendiente de mis movimientos. Me gusta tu disposición para
aprender e investigar lo que no sabes. Me gusta que los viajes son prioridad en
tu vida. Me gusta que me sigues la corriente. Me gusta que también a ti te
cuesta trabajo despertar por la mañana. Me gusta que cuidas a tus amigos. Me gusta escribir mensajes o dedicarte canciones en
secreto. Me gusta reír contigo. Una cosa más: me gustaría saber si tú has hecho una lista de cosas que te
agradan de mí y, si es así, descubrir con un beso que la has hecho por las mismas razones
que yo.
sábado, 30 de marzo de 2013
lunes, 4 de marzo de 2013
¡Feliz cumpleaños, Mamá!
La
llamada fue breve y no por gusto, sino porque el crédito de la tarjeta no
alcanzaba para más. Estabas celebrando tu cumpleaños número 62 y tenía que
felicitarte de viva voz.
Cuando
contestaron el teléfono me di cuenta de que, como era costumbre, la familia te
estaba festejando. Eras el eslabón que nos mantenía a todos unidos y en
ocasiones como esta quedaba más que claro.
Hablamos
un rato y me dijiste que varias personas me querían saludar. Habían pasado
algunos meses desde que me había ido de intercambio a Estados Unidos y aproveché
para saludar a mis hermanas, a papá, a mis tíos y primos. Estaba a punto de
colgar el teléfono y me dijeron que te pondrían de nuevo al auricular, que habías
olvidado decirme algo.
-Te
quiero mucho
Supongo
que respondí que yo también con esa resistencia que siento, desde hace unos
años, a expresar mis sentimientos con palabras. Nunca me imaginé que esa era la
última vez que escucharía esa frase de tus labios. Nunca imaginé que esa sería
la última vez que te escucharía hablar. De haberlo sabido habría dicho todas
las cosas que tengo atoradas en la garganta desde hace exactamente 8 años.
Hoy
estarías cumpliendo 70 y seguramente toda la familia estaría reunida en la casa
para demostrarte lo importante que sigues siendo para nosotros. Me encantaría
que estuvieras y poder repetirte hasta el cansancio que yo también te quiero
mucho. Es más, me encantaría poder decirte que te amo.
Ya no
estás, pero sé que me escuchas, que lees mis pensamientos, que me cuidas, que
formas parte de mí. Y ahí, en esa dimensión en que la ahora habitas, seguramente estás
recibiendo este mensaje: ¡Feliz cumpleaños, Mamá! Te amo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)